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[personal profile] leitmotiv
Promp: 11# Nieve
Claim: Nicholas Izumi. Otros.
Rating: G
Tabla: Segunda Tabla
Notas de autor: No mucho, no es bueno, pero hace rato que no escribía nada *es vaga*.

Siempre ha sido un chico social. Nació y creció rodeado de decenas de niños que le veían como a un hermano, en un lugar donde, pese a ser hijo único, compartía a sus padres. Eran, siguen siendo, como una gran familia feliz y él no tiene motivo para sentir molestia. Mejor dicho, no debería.

Los quiere, los adora. Adora pasar las tardes con Julian, David y Esteban, ese trío de chicos de casi su edad o eso parece. Le gusta colorear junto a la pequeña Ángela y en general, le gusta estar con el resto de los niños del orfelinato. Algunos incluso le llaman hermano y él se siente contento. Orgulloso. Pero sencillamente, a ella no puede soportarla.

Llegó hace meses y tiene la cabellera larga, brillante y con algunos bucles naturales. Y ojos verdes, brillantes y juguetones que le siguen a todas partes. Habilidosa con el violín, inteligente, dulce como miel y servicial. La señorita perfección. Yume llegó hace meses con su hermana mayor y se han quedado y Youji, su padre, les ha tomado aprecio inmediato. Aprecio, cariño, demasiado. Más que a él, llega a pensar y frunce el ceño y patea la nieve.

- ¡Nik! - llama una voz familiar y el pequeño voltea y observa a Esteban que desenrolla la bufanda para acercarse y 'atraparle' con ella, casi como si de una soga se tratara. - ¿No vienes?

- No... No tengo ganas.

- ¡Pero es la presentación!

Sí, la bendita presentación. En el pequeño auditorio que existe en el lugar. Nicholas suspira, porque realmente no quiere ir. Van a tocar, los niños que han sido escogidos para ello van a tocar, ella va a tocar. Yume tocará. Y Youji va a estar ahí, con la cámara de video, grabando como siempre a los pequeños y alentándoles. Saya les dirigirá, ella ordena todo y él es uno más de los espectadores porque en definitiva no sabe tocar. Pero ella sí.

- No quiero ir, Esteban ¿qué no te queda claro? - Su voz se escucha irritada y Esteban suelta un extremo de la bufanda, se acerca y enrolla la bufanda en el cuello del rubio.

- Está bien, pero no te enfermes. Le diré a Izumi que... que no te encontré.

- Dile que no quiero ir. Él entiende - Y por un momento se siente culpable porque sus amigos sí que son agradables, sí que le quieren y se preocupan. Y Julian va a tocar. No importa mucho, en realidad.

Esteban asiente y sus cabellos oscuros resaltan un poco entre el paisaje nevado cuando se va. Nicholas no tiene mucho que hacer y camina, sin rumbo, por los patios del orfanato. Vacío, sólo hay silencio y suspira, de pronto arrepintiéndose de no haber ido con el resto.

Se recarga en un árbol y cierra los ojos, espera que comience la música y con la quietud que hay, será posible escucharla. Con los brazos cruzados en su pecho, se dice que no, no está haciendo un berrinche y no, tampoco está celoso ni nada por el estilo.

Repentinamente siente un golpe frío, mucho frío, humedad y sobresaltado se aparta la nieve del rostro. La ve, a varios metros de él y medio oculta detrás de un árbol. Justo lo que faltaba.

- ¡Yume!

- Hola Nik - Se asoma unos instantes y sonríe con la lengua entre los dientes y el chispazo eterno en los ojos. Y a Nicholas le importa poco que ella sea una chica, igual forma rápidamente una bola de nieve y la arroja hacía ella, con mal tino, porque la bola se estrella contra el tronco.

Yume se ríe y dice algo que a Nik le suena como 'qué mala puntería' y él se agacha porque otra bola de nieve va directo a él.

- ¡Basta, Yume!

- ¿Te rindes?

Nicholas bufa, molesto, frunciendo el ceño y su respuesta es un fuerte no. Toma una nueva bola de nieve y le grita un 'sal, cobarde' del cual la niña se ríe. Ella es sólo risas, sonrisas y burlas juguetonas.

- Dame lo mejor que tengas - La pequeña sale y el rubio no le hace necesario repetirlo. Arroja la bola, la niña da un brinco hacía atrás pero eso no evita que la bola de nieve se estrelle contra uno de los hombros de la chica. - ¿Eso es todo?

Y no dice más, porque la segunda bola llega y le da de lleno en la cabellera rubia y moja su cabello y el listón rosado que usaba. Nicholas se ríe y la victoria le sabe dulce.

De pronto escucha un sonido por lo alto y más que sonido es música y se eleva y reconoce la pieza que ha sido ensayada durante semanas. Mira a la niña y nota que su vestido es terciopelo rosa, que su cabello está recogido y que su carita muestra un pequeño rubor que no es real.

Se da cuenta que algo ahí no cuadra.

- ¿Qué haces aquí?

Ella esconde las manos en su espalda y se balancea un poco y a Nik le parece más pequeña que ocho años. Y tienen la misma edad.

- ... Escapar. - La vocecilla es un murmullo avergonzado y él se acerca por completo y le aparta la nieve que quedaba en su cabello.

- Era tu día.

- Era el día de Youji - Y Nik siente una punzada, porque nadie le llama Youji, para todos es Izumi - A mi me daba miedo.

- ¿Miedo? - repite y le cuesta entender, pero trata de hacerlo.

- Sí, miedo. Había mucha gente. Si me equivocaba, se reirían. Youji se enfadaría.

No sabe si eso le causa gracia o lástima o mucha felicidad, porque la señorita perfección no es tan perfecta. Y acaba de fallarle a su padre y eso va a costarle. A ambos porque él tampoco ha asistido. Al menos, quizá ella deje de ser la favorita. Se decanta por sentir algo de compasión y le quita el lazo de la cabeza.

- ¡Hey! ¡Devuélveme eso, Nik! - Gruñe la niña y le fulmina con la mirada.

- Si lo quieres, atrápame - Grita desde ya varios metros, dejando sus pisadas en la nieve y olvidándose momentáneamente de que están algo mojados y se van a enfermar.

- ¡Eres un tramposo!

Y se ríe, dejando que su cabello se alborote y corre tras él. Nicholas la mira, se ríe también y finalmente decide que después de todo, la rubia molesta no es del todo desagradable.
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