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Fandom: Conejitos fantasmas
Prompt: Cuentos antes de dormir
Palabras: 611

- Había una vez un barco chiquito...

Ellas aman eso y él lo sabe. Ambas gustan de esos juegos y por eso él lo permite. Permiten que se aferren a su cuerpo, a cada lado y acomoda sus brazos para servir de apoyo, manteniéndolas cerca, dejando que recarguen la cabeza en su pecho y hasta que, de vez en cuando, a alguna de ellas le dé por pellizcarle los pezones o, peor aún, jalar alguno de sus vellos.

- Tres miembros de la pandilla de Don Gato.- Dice él y las niñas comienzan a pensar, entretenidas.

- ¡Benito! - Dice la mayor y él asiente, dándole un par de palmadas.- Y Demóstenes.

- Uno más.

- ¡Susto! - Exclama la otra y él se aguanta la pequeña risa cuando Ada muestra la lengua, burlona, a su hermana.

- Es Espanto, gané. - Y Guadalupe hace un puchero infantil, adecuadísimo para sus siete años.

Al lado, Nancy duerme, cansada de la Universidad y él al mira de reojo y se sonríe, sólo un momento, desviando la vista de nuevo hasta sus hijas.

- Quiero un cuento.- Musita Guadalupe y Ada asiente de inmediato, completamente de acuerdo.

- Un cuento, papá, un cuento.- Pido y le mueve un poco y Jesús tiene que ceder, mirando hacia el ventanal de la habitación y acomodándose mejor en la cama, que realmente son dos matrimoniales juntas, adecuado para que duerman cómodamente los cuatro.

- Había una vez, un conejo que vivía en la luna y un día, ese conejo... - Comienza.

Ada frunce el ceño un momento, porque esa historia se la sabe de memoria o al menos eso cree e interrumpe con un "papáaaa" algo fastidiado.

- Bien, otro. Había una vez, tres conejos que decidieron independizarse y construir cada quien su casa. El menor, que era muy flojo, construyó su casa de paja y- Pero nuevamente hay una interrupción.

- ¿Qué no eran cerditos? - Pregunta Guadalupe y Nancy, no tan dormida como creían, bosteza y se medio ríe.

- Para su padre todos son cuentos de conejos.

- Es mejor que lo del hada Salhada.- Masculla entonces Ada y su padre se hace el ofendido y amenaza con contar de nuevo los infortunios de la pobre hada a la que todo le salía mal. - ¡Mejor los conejos! Sigue contando, papá.

- Había una vez, una ciudad en la luna en donde vivían muchos conejitos de la luna. Un día, vieron a través de sus telescopios la Tierra y descubrieron que había vida y más importante aún, que existían conejos.

- ¿Y vinieron en naves espaciales? - Pregunta Guadalupe y Ada le suelta un golpe adormilado.

- Por supuesto, tonta, ¿querías que vinieran en paracaídas o qué?

- Ya basta.- Gruñe su padre, nuevamente interrumpido y se decide a continuar.- Resulta que en la nave se coló un virus asesino que terminó matando a todos los conejos que venían a la tierra.

- Cruel...- Murmura Nancy y Guadalupe asiente, completamente de acuerdo con su madre.

- Ah, pero es que, ¿ustedes creían que este cuento se trataba de conejos lunares? ¡Pues no! - Y trata de arreglar el relato y al parecer lo logra. - ¡Se trata de los conejitos fantasmas que bajaron de la luna!

Sonríe, satisfecho y las niñas parecen contentas. Mirando a la ventana, de donde entra la luz plata de la luna, las arrulla un poco más y habla, lento y claro, contando aquel cuento que repetiría muchas veces más, cada vez distinto, pero siempre el mismo, hasta el momento en que ya no pudiera -cuando la fantasía de sus cuentos y su vida se acabara- sólo para ellas.
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