PFF. Acoso
Aug. 10th, 2011 01:21 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Título: Acoso.
Fandom: PFF
Claim: Mikel/Patrick
Mikel no entiende el sarcasmo y eso es algo que le queda muy claro a Patrick cuando tras decirle “sí, dos horas es una eternidad”, el moreno dice que sí y se explaya en explicarlo, soltando estupidez y media, hablando de cosas que a él no le interesan y de personas que no conoce. Pero, pese a que comienza a marearse, no se atreve a colgarle y apagar el móvil para intentar centrarse en los montones de tarea que tiene encima.
- ¿Me estás escuchando?
- Sí...
Y es mentira porque hace rato que perdió el hilo de la conversación y ya no sabe si estaban hablando de aquella chica, Wendy o si el tema de la conversación era la rareza de Hitori o sólo el último sueño extraño del moreno. Se pierde, le cuesta mantener el ritmo y eso ha sido algo constante en su vida.
- ¿Entonces?
- ¿Eh?
- Te pregunté que si me extrañaste...
Oh, puede imaginarlo, con una sonrisita nostálgica y casi dolida, los ojos clavados en él con esa mirada de cachorro bajo la lluvia, susurrando con su respiración exactamente lo que tiene que decir. Pero en ese momento, Patrick Eysenck decide rebelarse y es que ya está cansado y en poco tiempo se acabará el saldo de su celular.
- Mikel... son dos horas. – Suspira contra la bocina y se reprime la risa cuando el susodicho le responde con un “dijiste que era una eternidad” y luego refunfuña y vuelve a hablar hasta por los codos. Un pitido insistente suena y es indicativo de que el saldo del móvil del mayor de los Odergand está a punto de acabar.
- Espera
Escucha entre todo el monólogo y Mikel le cuelga. Le cuelga para llamarle de nuevo pasado medio minuto.
- ¿Qué...? – Comienza la pregunta, pero entonces imagina la respuesta.
- Es el celular de papá. Bah, no lo necesita.
Pobre Kyle, piensa, mientras trata de alguna manera de cortar con la conversación.
- Tengo cosas que hacer...
- Usa el manos libres y no te estorbaré
- Pero Mikel...
- ¿Me extrañas?
Y de nuevo se ha perdido en la conversación. ¿Qué tiene ese chico en la cabeza? Es... extraño y fastidioso y no lo deja ni respirar. Pero... le soporta. Le soporta porque le quiere y porque más allá de todo, le ama. Maldito amor estúpido que le obliga a seguir colgado del móvil.
- Por favor Mikel, estarás en casa en menos de dos horas y no es necesario que me llames.
- ...
- ¿Mik?
- Sólo quería escuchar tu voz...
Y la conversación se acaba, porque al parecer Mikel le ha colgado. Bien, le ha dejado en paz, piensa, así que podrá concentrarse en sus tareas y en el proyecto de química, en el silencio y quietud de su hogar mientras espera a que su mejor amigo regrese de ese breve viaje. Y no, no le molesta lo que ha pasado. Y no, tampoco está preocupado por haberle herido de alguna manera.
¿Sonó dolido? Va escribiendo en su cuaderno y trata de resolver ecuaciones, pero en todas ellas hay una constante llamada Mikel que lo único que le deja pensar es en “te colgó y está enojado contigo”. Lo que le faltaba. Al diablo con las matemáticas y la química puede irse al diablo. No debió haber sido tan brusco ni tan seco. No se han visto desde... más de veinticuatro horas y eso para Mik es una eternidad, debe comprenderlo. Y debe entender que no es la mejor época del año para el otro y que Mik es obsesivo, muy obsesivo y él es su droga.
Además... él también le extraña. Y no poco.
Suspira contra una almohada y mira el reloj. Dos horas, sólo dos horas más y Mikel estará a su lado de nuevo y le abrazará, le llevará a comprar helados y jugaran un poco en la play. Perderá a propósito sólo para ver cómo el moreno reclama su premio y al final tendrá que hacer una cantidad doble de tareas escolares. Pero no está mal, porque se divierte, porque le quiere, le ama y estar con él es la tortura más deliciosa.
No han pasado ni diez minutos desde que Mikel colgó. Vuelve a extrañarlo. Lo necesita también, pese a que jamás se lo diga ni lo demuestre.
Se levanta de un salto cuando su móvil suena y contesta de inmediato, con una sonrisa que se catalogaría de idiota.
- Mik...
- ¡Mi madre es una bruja! Me quitó el celular de papá, ¿puedes creerlo?
Patrick se ríe, mezcla diversión, alivio y algo más.
- Pero ya, tengo a mi padre comiendo de la palma de mi mano y me ha dejado su móvil.
- Tu padre me da lástima.
- Mi padre es demasiado blando, no sabe educar a sus hijos. Bien... te decía... yo sólo quería escuchar tu voz. Te extraño.
El rubio suspira, acostándose en la cama y mirando las manchas de humedad del techo de su habitación, el celular pegado a la oreja, puerta cerrada y un gran silencio porque no hay nadie en casa. Cierra los ojos y sonríe.
- Yo también te extraño, idiota.
Fandom: PFF
Claim: Mikel/Patrick
Mikel no entiende el sarcasmo y eso es algo que le queda muy claro a Patrick cuando tras decirle “sí, dos horas es una eternidad”, el moreno dice que sí y se explaya en explicarlo, soltando estupidez y media, hablando de cosas que a él no le interesan y de personas que no conoce. Pero, pese a que comienza a marearse, no se atreve a colgarle y apagar el móvil para intentar centrarse en los montones de tarea que tiene encima.
- ¿Me estás escuchando?
- Sí...
Y es mentira porque hace rato que perdió el hilo de la conversación y ya no sabe si estaban hablando de aquella chica, Wendy o si el tema de la conversación era la rareza de Hitori o sólo el último sueño extraño del moreno. Se pierde, le cuesta mantener el ritmo y eso ha sido algo constante en su vida.
- ¿Entonces?
- ¿Eh?
- Te pregunté que si me extrañaste...
Oh, puede imaginarlo, con una sonrisita nostálgica y casi dolida, los ojos clavados en él con esa mirada de cachorro bajo la lluvia, susurrando con su respiración exactamente lo que tiene que decir. Pero en ese momento, Patrick Eysenck decide rebelarse y es que ya está cansado y en poco tiempo se acabará el saldo de su celular.
- Mikel... son dos horas. – Suspira contra la bocina y se reprime la risa cuando el susodicho le responde con un “dijiste que era una eternidad” y luego refunfuña y vuelve a hablar hasta por los codos. Un pitido insistente suena y es indicativo de que el saldo del móvil del mayor de los Odergand está a punto de acabar.
- Espera
Escucha entre todo el monólogo y Mikel le cuelga. Le cuelga para llamarle de nuevo pasado medio minuto.
- ¿Qué...? – Comienza la pregunta, pero entonces imagina la respuesta.
- Es el celular de papá. Bah, no lo necesita.
Pobre Kyle, piensa, mientras trata de alguna manera de cortar con la conversación.
- Tengo cosas que hacer...
- Usa el manos libres y no te estorbaré
- Pero Mikel...
- ¿Me extrañas?
Y de nuevo se ha perdido en la conversación. ¿Qué tiene ese chico en la cabeza? Es... extraño y fastidioso y no lo deja ni respirar. Pero... le soporta. Le soporta porque le quiere y porque más allá de todo, le ama. Maldito amor estúpido que le obliga a seguir colgado del móvil.
- Por favor Mikel, estarás en casa en menos de dos horas y no es necesario que me llames.
- ...
- ¿Mik?
- Sólo quería escuchar tu voz...
Y la conversación se acaba, porque al parecer Mikel le ha colgado. Bien, le ha dejado en paz, piensa, así que podrá concentrarse en sus tareas y en el proyecto de química, en el silencio y quietud de su hogar mientras espera a que su mejor amigo regrese de ese breve viaje. Y no, no le molesta lo que ha pasado. Y no, tampoco está preocupado por haberle herido de alguna manera.
¿Sonó dolido? Va escribiendo en su cuaderno y trata de resolver ecuaciones, pero en todas ellas hay una constante llamada Mikel que lo único que le deja pensar es en “te colgó y está enojado contigo”. Lo que le faltaba. Al diablo con las matemáticas y la química puede irse al diablo. No debió haber sido tan brusco ni tan seco. No se han visto desde... más de veinticuatro horas y eso para Mik es una eternidad, debe comprenderlo. Y debe entender que no es la mejor época del año para el otro y que Mik es obsesivo, muy obsesivo y él es su droga.
Además... él también le extraña. Y no poco.
Suspira contra una almohada y mira el reloj. Dos horas, sólo dos horas más y Mikel estará a su lado de nuevo y le abrazará, le llevará a comprar helados y jugaran un poco en la play. Perderá a propósito sólo para ver cómo el moreno reclama su premio y al final tendrá que hacer una cantidad doble de tareas escolares. Pero no está mal, porque se divierte, porque le quiere, le ama y estar con él es la tortura más deliciosa.
No han pasado ni diez minutos desde que Mikel colgó. Vuelve a extrañarlo. Lo necesita también, pese a que jamás se lo diga ni lo demuestre.
Se levanta de un salto cuando su móvil suena y contesta de inmediato, con una sonrisa que se catalogaría de idiota.
- Mik...
- ¡Mi madre es una bruja! Me quitó el celular de papá, ¿puedes creerlo?
Patrick se ríe, mezcla diversión, alivio y algo más.
- Pero ya, tengo a mi padre comiendo de la palma de mi mano y me ha dejado su móvil.
- Tu padre me da lástima.
- Mi padre es demasiado blando, no sabe educar a sus hijos. Bien... te decía... yo sólo quería escuchar tu voz. Te extraño.
El rubio suspira, acostándose en la cama y mirando las manchas de humedad del techo de su habitación, el celular pegado a la oreja, puerta cerrada y un gran silencio porque no hay nadie en casa. Cierra los ojos y sonríe.
- Yo también te extraño, idiota.