Conejitos fantasmas. Zapatitos. [Evento]
Aug. 11th, 2011 04:03 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Fandom: Conejitos fantasmas
Prompt: Zapatitos
Palabras: 444
Fue un accidente.
Sentada en el suelo de concreto, Ada observa sus zapatitos, aquellos casi nuevos de color negro, los que ella deseaba con tanta fuerza, tan lindos, cubiertos con aquella tela aterciopelada ahora repentinamente raída. Trata de unir las partes con los dedos, de pegarlos de una vez y que no parezcan rotos, pero no puede. El fondo gris sobre el que está puesta la tela hace resaltar el agujero. Ellos se darán cuenta.
Ya no sirven. Sus zapatos ya no sirven.
La congoja se apodera de ella y camina sola por la sala. Es pequeña y está sola en casa, porque papá y mamá y su hermana se han ido. A unas cuantas casa, pero se han ido. O eso cree, no recuerda. Pero regresarán, siempre regresan. Regresarán y mirarán sus zapatitos rotos y papá le gritará, va a regañarla y le llamará estúpida. Le pegará. Y ella no quiere.
Se pasea ahora por el piso de tierra del pasillo sin techar y observa el cuarto que aún no se termina de hacer, que es sólo ladrillos puestos y una montaña de grava. Las ganas de llorar se le van con el recuerdo, porque si llora sabe que no la dejarán entrar a casa y se quedará ahí, entre la grava, hasta calmarse. Tampoco quiere eso. Quiere que sus zapatos se arreglen. Quiere destruir el filo de la pared que le hizo eso y desata su furia golpeándolo con los píes, hasta que duele demasiado.
Y el tiempo pasa, sin detenerse y papá y mamá vendrán.
El pánico comienza a cerrarle la garganta y ya no sabe que hacer. Se angustia y llora, pero quedito, porque si no hace ruidos no pasa nada malo. No sabe que hacer y se talla los ojos y corre hasta la cocina. La mesita pegada a la pared y cubierta con el mantel le ofrece un refugio y se esconde debajo de ella. No llores, se repite muchas veces, hasta que ya no lo hace. Y sigue viendo los zapatos y le duele y maldice su torpeza y su miedo mientras imagina lo que papá y mamá le dirán cuando la encuentren, porque la encontrarán.
No me encuentren, suplica, despacito y escucha el sonido de la puerta metálica al abrirse. No estoy aquí, no estoy, no estoy. Les escucha. Mamá dice que su hermana está dormida. Los pasos se mantienen en la habitación principal, pero pronto irán por ella. No, no, no, no. Y se acercan, se acercan. Los pasos golpean en sus oídos tan fuertes como los latidos de su corazón y tiene que cubrirse las orejas con las manos. ¡No!
Y ya están ahí.
Prompt: Zapatitos
Palabras: 444
Fue un accidente.
Sentada en el suelo de concreto, Ada observa sus zapatitos, aquellos casi nuevos de color negro, los que ella deseaba con tanta fuerza, tan lindos, cubiertos con aquella tela aterciopelada ahora repentinamente raída. Trata de unir las partes con los dedos, de pegarlos de una vez y que no parezcan rotos, pero no puede. El fondo gris sobre el que está puesta la tela hace resaltar el agujero. Ellos se darán cuenta.
Ya no sirven. Sus zapatos ya no sirven.
La congoja se apodera de ella y camina sola por la sala. Es pequeña y está sola en casa, porque papá y mamá y su hermana se han ido. A unas cuantas casa, pero se han ido. O eso cree, no recuerda. Pero regresarán, siempre regresan. Regresarán y mirarán sus zapatitos rotos y papá le gritará, va a regañarla y le llamará estúpida. Le pegará. Y ella no quiere.
Se pasea ahora por el piso de tierra del pasillo sin techar y observa el cuarto que aún no se termina de hacer, que es sólo ladrillos puestos y una montaña de grava. Las ganas de llorar se le van con el recuerdo, porque si llora sabe que no la dejarán entrar a casa y se quedará ahí, entre la grava, hasta calmarse. Tampoco quiere eso. Quiere que sus zapatos se arreglen. Quiere destruir el filo de la pared que le hizo eso y desata su furia golpeándolo con los píes, hasta que duele demasiado.
Y el tiempo pasa, sin detenerse y papá y mamá vendrán.
El pánico comienza a cerrarle la garganta y ya no sabe que hacer. Se angustia y llora, pero quedito, porque si no hace ruidos no pasa nada malo. No sabe que hacer y se talla los ojos y corre hasta la cocina. La mesita pegada a la pared y cubierta con el mantel le ofrece un refugio y se esconde debajo de ella. No llores, se repite muchas veces, hasta que ya no lo hace. Y sigue viendo los zapatos y le duele y maldice su torpeza y su miedo mientras imagina lo que papá y mamá le dirán cuando la encuentren, porque la encontrarán.
No me encuentren, suplica, despacito y escucha el sonido de la puerta metálica al abrirse. No estoy aquí, no estoy, no estoy. Les escucha. Mamá dice que su hermana está dormida. Los pasos se mantienen en la habitación principal, pero pronto irán por ella. No, no, no, no. Y se acercan, se acercan. Los pasos golpean en sus oídos tan fuertes como los latidos de su corazón y tiene que cubrirse las orejas con las manos. ¡No!
Y ya están ahí.